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jueves, 12 de julio de 2018

Inmortalidad XX



Cuando se perfeccionó la regeneración ovárica, sólo era un método para que mujeres con problemas de fertilidad pudieran concebir con sus propios ovocitos.

Pocos imaginarían, que un efecto secundario de esta regeneración ovárica cambiaría a la humanidad para siempre y de una forma irreversible.

Las primeras mujeres que hicieron el tratamiento de regeneración ovárica, veinte años después del tratamiento inicial, no sólo no habían envejecido, sino que parecían mucho más jóvenes y vivaces. No sólo la reproducción había mejorado, sino que sus ciclos ováricos y sus niveles hormonales eran similares a los de mujeres mucho más jóvenes.

Una mujer que había sido inyectada en sus ovarios con células progenitoras a los 50 años, veinte años después parecía de treinta años de edad. Y el efecto no parecía detenerse allí. 
En los cincuenta años siguientes, ninguna mujer cuyos ovarios fueron regenerados murió de muerte natural, sólo por accidentes, suicidios o algún otro tipo de muerte violenta.

No sufrieron Alzhéimer, ni aterosclerosis, ni osteoporosis, ni ninguna otra enfermedad relacionada con el envejecimiento, en general mantuvieron una excelente salud.

El proceso de rejuvenecimiento se detuvo al llegar a la adolescencia. En ese momento volvían a envejecer, lentamente similar al proceso natural. A este efecto se lo denominó “Inmortalidad Medusa” por la medusa Turritopsis nutricula, un animal inmortal que realiza un ciclo vital donde puede “rejuvenecer” una y otra vez.

A medida que más y más mujeres se sometían al tratamiento, no ya por temas de fertilidad sino por el rejuvenecimiento, se trató de encontrar un tratamiento similar para los hombres, pero uno tras otro los intentos fallaron.

Las mujeres habían encontrado una inmortalidad cíclica, que les permitía crecer y envejecer acumular experiencia y volver a ser jóvenes, una y otra vez, ya que el tratamiento podía repetirse de forma indefinida.

Los hombres morían, mientras que las mujeres acumulaban experiencia, poder, propiedades y dinero. En menos de cien años, las mujeres dominaron el planeta. Las familias no querían niños sólo niñas. Los hombres quedaron limitados a poco más que proveedores de esperma para la fecundación. Luego en poco tiempo, los espermatozoides se pudieron obtener a partir de células de la línea germinal, sin necesidad del macho de la especie.

Muchos ejecutivos poderosos, políticos, militares, hombres de poder, habían experimentado cambio de sexo a nivel genético-molecular, para intentar la inmortalidad de la que gozaban las mujeres.

En los siguientes cientos de años, los hombres desaparecieron del planeta, e inclusive la historia fue modificada. Científicos, conquistadores, políticos, todos habían sido mujeres, pues ya nadie sabía en realidad lo que era un macho. Muchas palabras perdieron el sentido y cayeron en desuso.

Finalmente, en algún momento que nadie registró, los últimos embriones XY, crio conservados fueron destruidos, como si se tratara de las últimas reservas de una peligrosa peste que alguna vez había asolado la tierra.

miércoles, 4 de julio de 2018

El Grito





El cometa llegó sin aviso y los seres humanos no levantaron la vista al cielo, como habían hecho sus antepasados.

Vieron al cometa acercarse por pantallas planas, pantallas flexibles, pantallas transparentes y pantallas virtuales, pero los humanos ya no miraban el cielo con sus ojos desnudos.

Los seres humanos ya no hablaban entre ellos, enviaban mensajes por sus teléfonos celulares, por sus computadoras, por sus innumerables artificios de la tecnología. No eran mudos, pero ya no usaban sus cuerdas vocales.

El arte de la conversación, se limitaba a un par de gruñidos de reconocimiento, cuando los humanos se veían obligados a compartir el mismo espacio.

Pantallas para ver, pantallas sensibles para comunicarse.

Cuando el cometa prácticamente pulverizó la superficie del planeta, la red se llenó de gritos, pero no se escuchó ningún sonido.

Emoticones de dolor, desesperación, impotencia y liberación, llenaron la inconmensurable red, pero el planeta murió en silencio.